domingo, 12 de mayo de 2013

Un proyecto, un concepto de vida





No sé bien como se originó este proyecto para la tercera edad.


Será del observar lo que va ocurriendo y amasarlo con los principios que hacen a nuestra singularidad.

Quizás un día alguien sugiere una posibilidad y, luego uno intenta mejorarla y bajarla a la práctica, para que no se quede en la nube de lo deseable y jamás realizado. Claro, que esto es imposible, si primero no se encuentra a otras personas con intereses parecidos y, con la generosidad de la disponibilidad hacia el semejante.

Hasta que no estuve en el camino de pertenecer a la tercera edad, catalogaba a sus integrantes como cascarrabias nostálgicos. Quizá tenían razón para los rezongos: el maltrato, la discriminación, la respuesta impaciente, les provocarían el sentimiento de haber perdido el lugar que se ocupaba en la etapa laboral. Quizá no, porque el otro nos mira desde el lugar en que se lo permitimos.

La tercera edad es como cualquier otra etapa de la vida, depende del deseo y de las fortalezas personales. Pero también depende de la contención social, sea esta oficial o autogestionada.
Lo cierto es que hoy se llega a la jubilación siendo joven de espíritu y de cuerpo. Llega cuando aún quedan muchísimos años de vida y de disfrute.

Y, con tiempo disponible, hay que sacarle el jugo a los gustos postergados por los años de obligaciones.

Sin embargo, no hay otra forma de aumentar el capital intelectual, las habilidades, el bienestar,  sin vínculos afectivos. Bueno entonces, relacionarnos con nuestros pares para ir tejiendo una malla de contención donde escuchar y ser escuchados por quienes viven experiencias similares a las nuestras.

Este quizá haya sido el punto fundamental de este proyecto, asumir y ofrecer a los otros, la posibilidad de ir por la vida realizando aquello que nos da placer y  nos vuelve profundamente humanos.

                                                                                                                   
                                                                                                                        Ana di Cesare

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