domingo, 12 de mayo de 2013

La fuerza del Deseo


Cuando tenía unos treinta años, comencé a trabajar con un colega cuya historia de vida, me hizo comprender la fuerza del deseo humano.

Gerónimo trabajó toda su vida en un banco para sostener a su familia. Como el salario no era suficiente, también vendía seguros. No era lo que le gustaba, sino lo posible. Él vivió todo ese tiempo, esperando el día de la jubilación, para encontrarse con su vocación:  la historia.

Así fue, se retiró y,  en estos veinte años desde entonces, investigó, escribió, publicó y,  le dio a vida el rumbo que le había negado antes.

La jubilación puede ser el momento para reencontrarse con la vocación que quizá fue necesario relegar por las obligaciones del día a día. Para desarrollar un don artístico, mejorar una habilidad.

Simplemente hay que animarse

                                                                                                                        Ana di Cesare

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