La
vida del Centro es mucho más que el mero dictado de los talleres, la
preparación física del espacio y las tareas administrativas.
La
supervivencia de este proyecto, ha exigido y exige un esfuerzo inmenso
físico, de adaptación, de solidaridad y de capacidad de acción,
tolerancia y solidaridad.
En estos meses, todos hemos aprendido mucho acerca de las relaciones humanas y de la tercera edad.
Nada
es como se idealiza y navegamos de sorpresa en sorpresa. En la Tercera
edad, la gente es la misma que en la segunda, tiene las mismas falacias,
lo que no se maduró y logró, ya no se alcanzará.
Nadie es mejor persona por haber sumado años.
A
pesar de los obstáculos que como en toda institución nueva se
presentan, celebramos nuestra relación con ASAM, su condición de
insuperables anfitriones; la probada amistad que se ha establecido entre
algunos miembros; el desarrollo de actividades que llevamos a cabo en
otros ámbitos; los cadeneros que sostienen el funcionamiento armónico de
esta orquesta y las propuestas de crecimiento permanente, que hablan de
la enorme juventud de los proyectos.
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