Una tradición de heroínas. Mujeres que para ir a la guerra no dudaron en dejar a sus hijos.
María Remedios del Valle,
la gran olvidada, "La madre de la Patria", como la llamaban Belgrano y
sus compañeros de armas. Aquella que pedía limosna en la puerta de San
Francisco, o vendía pastelitos en la Plaza de la Victoria. Aquella a
quien cuando le preguntaban por las cicatrices de sus brazos, tomaban
por loca, cuando contaba que se las habían hecho en la lucha
emancipadora.
Loreto Sánchez Peón, la que espió para nuestros patriotas y llevó mensajes cruzando de noche Jujuy.
Juana Azurduy,
tan enamorada de la libertad, que vivió sus tragedias personales como
una parte más de lo que entregaba a la patria que deseaban crear.
Bartolina Sisa, la esposa de Túpac Catari, hija del pueblo aymará, comandante de tropas, sitiadora de la ciudad de La Paz.
Gregoria
Apaza, hermana de Túpac Catari, aymará ella y, compañera de Andrés
Túpac Amaru. Proveedora de ejércitos y guerrera en las batallas.
Micaela Bastidas, hija de madre quichua y padre negro. Esposa, lugarteniente, estratega y númen de Túpac Amaru.
¿Qué
han tenido que ver estas últimas mujeres, gestoras o continuadoras de
la gran rebelión de José Gabriel Condorcanqui, en la determinación
heroica de las mujeres que una generación después, empeñaron sus
sentimientos, su descendencia y su vida en la gesta emancipadora?
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